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  • Sergio Mora

EJEMPLOS PRÁCTICOS DE UN PSICÓLOGO DEPORTIVO #2

En la entrada de hoy de nuestros ejemplos prácticos de un psicólogo deportivo, vamos a mostrar la labor que llevamos a cabo con nuestros equipos en las concentraciones o torneos lejos de casa.


En este tipo de concentraciones, los deportistas se enfrentan a una situación en la que durante una serie de días (lo que dure el torneo o la preparación) se ven inmersos al 100% en su actividad, con entrenamientos, charlas, partidos, etc… y a todo esto hay que sumarle el hecho de estar lejos de sus casas. Por tanto, una de las labores del psicólogo en este tipo de escenarios es la de ayudar a los deportistas a canalizar y asumir toda esta carga mental que producen estas situaciones.


Para ello, entre otras cosas, podremos plantear sesiones grupales de “soltar cabeza”, haciendo un símil con las sesiones de los preparadores físicos y fisios de descargas musculares o de recuperación.


Así que hoy os proponemos una sesión orientada a la distensión del grupo, a la vez que se fomentan aspectos como la cohesión y la confianza en el equipo:


DINÁMICA: PENSAR EN GRUPO


OBJETIVO: Distender el ambiente y fomentar la sensación de grupo y la confianza.


DESARROLLO: Llevamos al grupo o equipo a una sala y se les pide que anden por la sala sin ningún tipo de orden, la idea es que no sea fácil que haya un contacto visual directo entre todos ellos.


A continuación se les pide que, en grupo, cuenten hasta cierto número (p.e. hasta el 50) entre todos. Las reglas son:

-No se puede decir nada más que el número que toque. No se permite ningún otro tipo de comunicación entre ellos, ni que se acuerden estrategias previamente.


-Al menos la mitad del grupo tiene que decir, mínimo, un número. Es decir, no pueden contar solo entre 2 o 3 componentes.


-Cada jugador solo puede decir un número cada vez. Es decir, no puede decir 2 números seguidos el mismo deportista.


Cada vez que una de estas reglas se incumple, se vuelve a empezar la cuenta desde el principio.


CONCLUSIÓN: Al lograr el ejercicio o al acabarse el tiempo, se discute con todo el grupo sobre la tarea que acaban de realizar. Qué dificultades han tenido, qué planes han puesto en marcha, cómo los han llevado a cabo, cuál creen que es la finalidad del ejercicio. En este caso, lo importante es más el ambiente distendido que queremos generar más que unas conclusiones analíticas o “profundas”.


Aunque se puede hablar de las diferentes formas de aportar en un grupo, donde algunos jugadores habrán podido decir la mayoría de los números, pero jamás habrían llegado hasta el final sin las aportaciones más pequeñas de algunos jugadores, o incluso el silencio de otros habrá sido determinante para conseguirlo.


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